Peregrinación diocesana a Santiago de Compostela 2022.

Del 31 de julio al 8 de agosto ha tenido lugar la peregrinación diocesana a Santiago de Compostela, y varios miembros de la familia de San Jorge hemos tenido la gran suerte de asistir. Paralelamente tuvo lugar la Peregrinación Europea de Jóvenes, por lo que un montón de jovencitos de la diócesis se incorporaron el día 4 a la PEJ, viviendo una experiencia intensa, preparatoria de la JMJ 2023, que todos sabemos que tendrá lugar en Lisboa del 1 al 6 de agosto.

Si me propongo contaros todos los días vividos, las experiencias compartidas, la fe que se respiraba, podría escribir muchas páginas, por lo que voy a intentar ser breve, e ir al relato concreto.

Tras el necesario viaje en autobús, capitaneados en nuestro caso por César, un as del volante que evitó una colisión segura, llegamos a Ponferrada, donde tuvimos la primera Misa en la Basílica y comimos, antes de llegar al primer albergue en Sarria.

El Cristo de la Fortaleza, tallado en madera en el S. XIII, ante quien rezaban los templarios antes de sus campañas militares, nos observaba, preguntándose tal vez, dónde iríamos tantos peregrinos…

Tras el intenso día, llegó la hora de descansar en Sarria, donde creo que llenamos todos los albergues. Es momento ahora de agradecer la organización de esta peregrinación a las cabezas visibles, Miguel Angel, Toni y Teresa, pero también a todos quienes ha colaborado en acoger, mover, dar de comer, dormir y asistir a los más de 400 peregrinos que fuimos desde la Diócesis. Un trabajo ingente que ha dado sus frutos en una Peregrinación muy intensa, divertida y vivida.

Con todo esto, comenzamos las etapas del Camino, todos juntos, niños, jóvenes, medianos y mayores. Primero con respeto, ayudándonos unos a otros, luego con un poco más de chulería (tampoco es para tanto, decían algunos), con alguna ampolla, y más tarde, comenzaron a aparecer esas molestias derivadas del Camino: una rodilla que duele, un tobillo que no quiere caminar, un gemelo que se ha subido… anécdotas que referir a nuestros seres queridos a la vuelta a casa. Porque el Camino es, como bien dice nuestro Obispo Don José Ignacio Munilla (no puedo resistirme a decir Munilla maravilla), una metáfora de la vida. Hay que tener clara cual es la meta, y definir los medios que nos van a llevar a ella. Y de nosotros depende cómo afrontar la adversidades, pequeñas o grandes, que vayan surgiendo. 

De Sarria  a Portomarín, de Portmarín a Palas do Rei, de Palas do Rei a Arzúa, se han ido afianzando los días: cargar los autobuses, desayuno y oración de la mañana, estiramientos y a caminar… No han faltado las risas, las tapitas de pulpo a final de etapa, el conocer gente, sintiéndonos todos juntos, descubriendo al hermano de Tabor, o de la Parroquia de Crevillente, de Aspe, de Elche, Effetá, Hakuna …dando sentido a la unión fraterna de nuestra Diócesis.

Tampoco ha faltado el eslogan de la peregrinación: El peregrino agradece…valorando la generosidad de los demás, valorando los dones que recibimos día a día, para valorar que todas las personas somos capaces de dar algo bueno.

El día 4 nuestros jóvenes marcharon a Santiago, a la PEJ, donde han vivido unos días llenos de talleres, catequesis, Misas, conciertos… y donde han descubierto que no están solos, que hay miles de jóvenes como ellos que creen en Dios, que por supuesto tienen dudas, pero que perseveran en la aventura de la Fe, y que quieren darla a conocer a sus amigos de la universidad, del gimnasio, del instituto, donde hay tantos jóvenes perdidos en la vorágine de la sociedad.

Y, ¡qué alegría encontrarlos por Santiago, y ver sus caras resplandecientes de emoción!

En resumen, este camino en Familia nos ha brindado preciosos momentos para recordar, como la entrada en la Plaza del Obradoiro con nuestras camisetas de la Diócesis, las catequesis de nuestro Obispo, o la Vigilia de los jóvenes, a quienes pudimos acompañar el sábado por la noche.  Y también nos ha ayudado a hacer un necesario parón en el día a día, para reflexionar, y reajustar, para rezar, para poner metas cristianas en nuestra vida, y para danos una inyección de fuerza en nuestro cristiano vivir diario.