Lourdes ha sido una experiencia maravillosa. Sobre todo, se nota la presencia de la Virgen en cada cosa que haces, en cada persona que ves. Cada persona es un testimonio vivo del amor de Dios y, como todos decíamos, sales con las “pilas cargadas” para todo el año. Sin embargo, una de las frases que más se decía y que más me gustó fue “Lourdes empieza cuando llegamos a casa”, es decir, hay que seguir con el mismo espíritu, con las mismas ganas de ayudar y de hacer el bien que cuando se está allí. Porque en el santuario es muy fácil.
Lo difícil es seguir haciéndolo en nuestro día a día, con nuestra familia y amigos, con los que nos caen mal, con los que vemos que sufren a nuestro alrededor… Esta semana en Lourdes nos ha servido para darnos cuenta de que el servicio a los demás te da alegría y fuerza, y que este tiene que ser una constante en nuestra vida, si queremos ser felices de verdad.
Si este verano quieres vivir una experiencia maravillosa, de las que te cambian la vida, y vivir de verdad, sin filtros, pregunta en tu Parroquia por la Peregrinación a Lourdes.
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